Un hábito es una característica que adquirimos cuando repetimos un comportamiento.
Existen hábitos beneficiosos como puede ser el de lavarse los dientes después de cada comida y hábitos perjudiciales como el de fumar. Pero sea como sea su calificación todo hábito sigue un ciclo:
1. Se hace algo por primera vez y para nosotros ese momento es el de un descubrimiento porque entramos en un territorio desconocido.
2. Existen dos opciones después: no repetir la experiencia o repetirla
3. Si esa repetición es tan frecuente hasta llegar al momento en que ya ni nos damos cuenta de que lo hacemos, hemos creado un hábito
Endeudarse, para algunas personas, se convierte en un hábito y desde luego que no es uno saludable sino uno que les hace vivir en la angustia, el insomnio y con una salud que se deteriora rápidamente.
Ese hábito comenzó cuando un pensamiento suyo les hizo creer que LOS PAGOS A PLAZO NO SE SIENTEN.
Esta idea, surgida de nuestra imaginación, era mucho más agradable que la idea real de que TODO HAY QUE PAGARLO.
Y así, nuestra mentalidad hipnotizada por un espejismo nos llevó a asumir una primera deuda. Estábamos, sin darnos cuenta, dando el primer paso para adquirir el hábito del endeudamiento.
CÓMO COMENZÓ SEBASTIÁN
Sebastián quería cambiar su auto. Se imaginaba a sí mismo al volante de un auto que no podía adquirir simplemente vendiendo el suyo y usando los cortos ahorros que tenía. Si hacía esto último cambiaría de auto, pero por uno más sencillo que el que imaginaba.
….Y descubrió el crédito automotriz
CÓMO COMENZÓ SANDRA
Sandra es una mujer con afición a la cocina. Cuando veía los programas de cocina en la TV, se imaginaba a ella misma disponiendo de todos los equipos e instrumentos que los chef mostraban en pantalla. ¿Por qué no tener ese exprimidor de diseño italiano en vez de su sencillo extractor de jugo?
…Y descubrió la tarjeta de crédito
Después pasó el tiempo
LO QUE HOY DICE SEBASTIÁN
“Estoy convencido de que nunca podré salir de mis deudas. Cuando el crédito del automóvil se hizo difícil de pagar, recurrí a refinanciamientos y hoy vivo en un laberinto perseguido por los acreedores”
LO QUE HOY DICE SANDRA
“Comencé comprando pequeñas cosas, convencida de que pagarías las cuotas sin darme cuenta, pero era tan sencillo hacer mío todo lo que se me antojaba que ahora tengo una enorme cantidad de pagos pequeños que no sé cómo podré enfrentar”
Tanto Sebastián como Sandra pasaron de probar el sabor de la primera deuda a convertir la deuda en un hábito que adquirieron sin darse cuenta.
Existen claves para poder vivir sin deudas: elaboración de presupuestos, establecer cuáles son nuestras verdaderas necesidades, llevar un estricto control de gastos, planificar, ahorrar, etc. Pero la condición indispensable para vivir sin depender de las deudas es cambiar nuestro paradigma mental según el cual las cosas resultan como las imaginamos y no como dice la realidad que deben resultar.
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