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4 Hábitos para no ser esclavo de las deudas

Actualizado: 31 ago 2020

Endeudarse es parte de la actividad económica normal


Tanto a nivel individual, familiar o corporativo se presentan momentos en que es necesario hacer inversiones, enfrentar una situación inesperada o tratar de hacer realidad un sueño largamente acariciado. Sin embargo, si no se adquieren ciertos hábitos de control, es más que probable que el endeudamiento se convierta en un proceso que esclavice y haga sentir a las personas dentro de un círculo vicioso en el que siempre están pagando y, a pesar de eso, siguen con las mismas deudas o quizás mayores. Un hábito es una conducta repetitiva que se adquiere al comportarse de la misma manera frente a ciertos estímulos. La dependencia de las deudas proviene del mal hábito de adquirirlas sin ningún criterio. Y contra ese mal hábito hay que oponer “buenos hábitos” que lo contrarresten y que eviten las peores consecuencias. Parte de esos buenos hábitos es: 1.- Establecer y respetar un presupuesto: Para conseguir esto es necesario llevar un control escrito y detallado de los gastos por un tiempo para establecer en qué áreas se gasta cuál cantidad. Después de establecer los gastos, se puede contrastar con los ingresos y determinar si la situación permite ahorrar y cuánto. Y, finalmente, el sentido es controlar el gasto, por lo que ese presupuesto debe ser respetado al máximo.


2.- Saber diferenciar las buenas deudas de las malas deudas: Una buena deuda es aquella que, con el tiempo, se convertirá en un activo de valor creciente. Por ejemplo: un crédito hipotecario. Discriminar entre buenas y malas deudas puede ayudar a trabajar a favor de las primeras y evitar las segundas.


3.- Planificar “recompensas”: De vez en cuando, todo el mundo quiere tener una recompensa extra por su trabajo: un viaje, un auto soñado, un regalo para alguien muy querido (incluido uno mismo) El buen hábito, en este caso, tiene que ver con que por muchas ganas que se tengan, no se debe incurrir en la deuda antes de evaluar si la capacidad de ahorro o lo ya ahorrado lo permite. Diferir la recompensa hasta el momento justo (inclusive se puede planificar un estimado para ese tiempo) puede ser frustrante en el momento, pero evita que el futuro se convierta en una amenaza.


4.- No dejarse hipnotizar por la facilidad de las tarjetas de crédito: Aunque no hay duda de que las tarjetas de crédito son un instrumento de pago útil, puede ocurrir que la facilidad con la que funcionan cree el mal hábito de usarlas indiscriminadamente y para todo tipo de gasto. Definir el uso de las tarjetas de crédito para determinados pagos y respetar esa decisión es un buen hábito que evitará la sorpresa de que aparezcan en los estados de cuenta esos “gastos que no pueden ser”, pero que son. Lo único que ha ocurrido es que se perdió la sensación de pago.


Usar el endeudamiento adecuadamente es una poderosa herramienta para progresar en ciertos momentos. Pero, el endeudamiento mal utilizado puede ser más peligroso que un gran martillo golpeando el dedo en vez del clavo.

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